El boicot ciudadano, una forma contemporánea de protesta
Pero es un arte de resistencia pasiva a lo largo de los siglos, originado contra el inglés Charles Cunningham Boycott, en Irlanda
Boicots de ciudadanos y consumidores
Nota: En otros lados se ha mencionanado otros tipos de boicot, y su historia.
No obstante, este tipo, sin duda el más familiar para el gran público. Se trata del boicot iniciado por movimientos ciudadanos militantes. Estos movimientos utilizan este sencillo medio para sancionar económicamente las actividades o políticas de una organización, ya sea una empresa privada o un Estado.
El pionero de esta forma de acción fue sin duda el activista nacionalista indio Gandhi, que en 1920 lanzó una campaña para boicotear los productos textiles británicos. Instrumento perfectamente legal y eficaz, siempre que fuera ampliamente seguido, el boicot fue retomado por Martin Luther King en el nacimiento del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, cuando en diciembre de 1955 llamó a boicotear la compañía de autobuses de la ciudad de Montgomery (Alabama), que practicaba la segregación racial. En los años 70, contra la política de apartheid de Sudáfrica, diversos movimientos internacionales lanzaron campañas de boicot a los productos sudafricanos, en particular a las naranjas de la marca Outspan. Desde entonces, las organizaciones pro-palestinas también han llamado regularmente al boicot de los productos israelíes y de los productos de empresas extranjeras con sede en Israel y los territorios palestinos.
Estos últimos ejemplos indican un cambio respecto a los movimientos anteriores en el sentido de que ya no implican a las víctimas directas de una política en una forma de oposición económica no violenta, sino a los consumidores de todo el mundo, apelando a su sensibilidad política y moral para que cambien su comportamiento y ejerzan presión fuera del conflicto. Como medio de lucha política interna, el boicot gana así terreno en el ámbito del consumo mundial, que ya no se reduce a la compensación entre calidad y precio, sino que se entiende en todas sus implicaciones políticas, morales y medioambientales.
Nestlé, Shell, Philip Morris, McDonald's, Microsoft y Nike ya han pagado el precio. Utilizada originalmente en las batallas para defender el medio ambiente o los derechos humanos, el arma del boicot es esgrimida ahora, en ocasiones, por motivos a menudo bastante vagos, y no siempre muy nobles, por "activistas" de todo pelaje. El método se adapta bien a la sociedad contemporánea, marcada por la influencia del "rey-consumidor", el poder de los medios de comunicación y el individualismo. En resumen, el boicot tiene futuro por unas sencillas razones.
Aunque no sea muy seguido, puede tener impacto (a diferencia de una huelga); sigue la lógica actual de las "tribus temporales" (agrupaciones ocasionales de individuos con un objetivo concreto); es mediático (para una asociación, participar en él significa obtener cobertura mediática); es fácil de poner en marcha y a menudo poco molesto para los implicados; y encaja bien con la búsqueda actual de moralidad y justicia.
Pero, aunque un boicot no tenga un impacto económico inmediato significativo, puede costarle caro a una empresa en términos de imagen. Así pues, las empresas deben afrontar el peligro, pero sobre todo deben prevenirlo. Sabiendo forjarse una imagen fuerte, manteniéndose al corriente de las realidades militantes y adoptando una actitud abierta en su política de comunicación hacia los medios y los consumidores.
Uno de los primeros ejemplos de campaña internacional dirigida contra una empresa privada fue el llamamiento al boicot de los productos del gigante alimentario Nestlé, lanzado en 1977 por la organización no gubernamental inglesa Baby Milk Action, de Patti Rundall, que denunciaba el uso inadecuado de la leche en polvo vendida por la empresa en el Tercer Mundo como sustituto de la lactancia materna. Las organizaciones de consumidores y los movimientos ecologistas lanzaron un nuevo tipo de campaña de boicot. En los años 80, los llamamientos al boicot de las pieles de foca canadienses ("whitecoats", de menos de 12 días) y de la carne de ternera tratada con hormonas procedente de Estados Unidos acabaron por influir en la política comercial europea (prohibiciones de importación impuestas en 1982 y 1985 respectivamente). En 1996, la crisis desencadenada por la enfermedad de las vacas locas provocó un boicot espontáneo de la carne de vacuno por parte de los consumidores, a los que no había tranquilizado el embargo impuesto a las importaciones británicas en marzo.
El desarrollo de Internet ha acentuado aún más esta forma de acción, multiplicando por diez la difusión de la información y favoreciendo la formación de comunidades de opinión transnacionales, como ilustran los llamamientos al boicot de los productos Danone retransmitidos por la red Voltaire en 2001 (jeboycottedanone. com) tras los despidos anunciados por la multinacional, o la campaña lanzada en 2003 por el movimiento Caspian (Consumidores contra la Invasión de la Privacidad y la Numeración en los Supermercados), que llevó a Benetton a renunciar a la introducción de la RFID (identificación por radiofrecuencia) en sus productos, lo que permitía rastrearlos en cualquier lugar.
El "boicot": Su Origen
Castigado por sus empleados y proveedores, el intransigente Capitán Boicot (1832-1897) dio involuntariamente su nombre a esta forma de represalia, considerada en sus inicios como el arma de los oprimidos. Hoy en día, el boicot se ha adaptado a los cambios de nuestras sociedades globalizadas.
La historia de un concepto
A finales de marzo de 2019, el actor estadounidense George Clooney llamó a boicotear nueve hoteles de lujo propiedad del Sultanato de Brunei, para protestar contra la nueva legislación de este país del sudeste asiático que prevé la pena de muerte por homosexualidad o adulterio. En Marruecos, donde los productos lácteos del grupo Danone han sido boicoteados desde abril de 2018 por considerarlos demasiado caros, las ventas registraron una caída histórica. En Argelia, decenas de alcaldes han anunciado su intención de boicotear las elecciones presidenciales del 4 de julio en señal de apoyo a las reivindicaciones populares... En su Irlanda verde del siglo XIX, el Capitán Boicot probablemente no tenía ni idea de que su nombre traspasaría el tiempo y las fronteras de esta manera.
Aunque en la actualidad esta forma de protesta colectiva se dirige a todo tipo de actividades -comerciales, políticas, culturales y deportivas-, en realidad fue la lucha de clases en el condado de Mayo, en Irlanda, donde se originó la palabra. En 1880, el inglés Charles Cunningham Boycott (1832-1897) dirigía con mano de hierro la enorme finca de Lord Erne y desalojaba de sus tierras a todos los campesinos arrendatarios que ya no podían pagar el alquiler. Dos políticos, Charles Parnell y Michael Davitt, propusieron una táctica de represalia a los campesinos desalojados: romper todas las relaciones comerciales y de servicios con el capitán Boycott y con los campesinos que habían recuperado sus tierras.
"Debilitar a un adversario"
Los resultados no tardaron en hacerse sentir. Como apareció en las páginas de la "Revue des deux mondes" en 1909: "Una vez dada la orden, los pastores abandonaron sus rebaños en las tierras de Lord Erne, los agricultores se cruzaron de brazos ante las cosechas maduras, los herreros se negaron a herrar los caballos de Boycott, los panaderos se negaron a suministrarle pan y los carteros se negaron a entregar sus cartas.
El hombre acabó abandonando la región, pero dejó su nombre para la posteridad. El "boicot", o boicot, cruzó rápidamente los mares para llegar a Europa y a América.
Qué piensas? És ético boicotear a una empresa o persona?
Interesante!